miércoles, 17 de diciembre de 2008

UN LARGO Y CRUDO INVIERNO PARA ALGUNOS TOREROS

(El Fandi en una foto de Ernesto Naranjo "Pasándose al toro por la faja")




Estamos atravesando un invierno de los más crudos que uno recuerda. Independientemente de la rigurosidad climatológica, estamos pagando las consecuencias de la rigurosidad de los montajes de algunos “taurinillos” que, tomando como trampolín la subvención que algunos ayuntamientos les conceden sin tope, sirven para que el público que es soberano pueda disfrutar como el que más de un espectáculo taurino.

Luego, llega el día y la hora y tras llenarse las gradas de público con sus neveras portátiles y recipientes de anticongelantes rebosantes de vino, “calimocho” o cualquier otra mezcla que cumpla el objetivo de alegrar el espíritu, salen por chiqueros uno tras otro, toros con cabezas impresentables o inválidos o sin trapío ninguno. Pero claro, cuando concedieron al empresario la subvención también casi exigieron la contratación de los toreros figuritas que salen por la tele o, cuanto menos, en los programas o revistas del corazón. Además alternan con estos “figuritas”, toreros dignos y profesionales que, sin aspavientos de ningún tipo, tienen bastante más calidad que los otros, pero por desgracia, se llevan la menor parte económica aunque se jueguen la vida de igual forma pero están supeditados a los caprichos de ciertos empresarios y a los ejecutivos de las cadenas televisivas para que sean contratados.

Después de hacer el esfuerzo, viene otra de las cosas casi tan importantes como mostrar el valor y el arte en una Plaza de Toros con o sin televisión de por medio: Cobrar lo estipulado. Ahí es cuando empieza a “fallar la cosa” y para los toreros modestos saldrán del empresario palabras tan alentadoras y tan prometedoras como “ya liquidaremos” “al final de temporada, hablamos”…y el mazazo final viene cuando al final de temporada no aparece el empresario es cuestión y, por último, cuando lo localizan no tiene dinero pero que “no te preocupes que tu serás de los primeros en cobrar”.

Lo cierto y verdad es que el “figurita” que alternó con él esa misma tarde, antes de acabar la corrida, estaba ya su dinero en poder de su apoderado.
En nuestra tierra tenemos un refrán que dice: “a perro flaco todo se le vuelven pulgas! Hay una forma muy gráfica de definir el descanso de los toreros y que además sirve de catalizador del resultado económico de la temporada anterior: “Pasar un buen o un mal invierno”.

Hay toreros modestos que tendrán que pasar por la crisis económica, las bajas temperaturas y por la carencia y ausencia de un dinero que podría estar utilizando para pasar un invierno menos crudo porque es legítimamente suyo y que se ha ganado a sangre y fuego.

Cuantos toreros que tienen un magnífico concepto de su arte y son unos profesionales como la copa de un pino, se ven desprovistos de las mieles de la popularidad. Seguramente, porque para ellos lo más importante es su profesión y fuera de estar vestidos de luces en las Plazas de Toros, resguardan su vida privada. Mientras tanto, toreros cuyo único mérito es su preparación física, su simpatía personal, o la vida amorosa bien aireada en las revistas del corazón, se llevan la parte económica más sustanciosa.

Bueno, pues ni esos han llegado a llenar las Plazas. Los aficionados se resignan a presenciar corridas de toros, aunque sean retransmitidas por televisión, en las Plazas más importantes de España como Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao…etc.

Todo esto ¿Por qué? Porque es donde verdaderamente se entregan los figuras y donde salen los toros bien presentados, además de tener un público con un mínimo de exigencia. Estos toreros no sólo no tienen que sufrir la crudeza del invierno porque la mayoría de ellos se van a torear a América, sino que además tienen la cartera llena.
Mientras tanto, otros tendrán que seguir esperando a cobrar, después de haberse “jugado la vida” por las Plazas de esta provincia.

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