martes, 21 de octubre de 2008

NI ESTÁN TODOS LOS QUE SON, NI SON TODOS LOS QUE ESTÁN






Estas son las primeras palabras que se nos vienen a la cabeza cuando vemos la relación de actos organizados con motivo del XXV Aniversario de la Hermandad de la Flagelación de Ciudad Real.

Cuando despegó esta Hermandad que, permaneció con su bella imagen en la semi-clandestinidad en una “tiendecilla” de ultramarinos esquina entre las calles Estrella y llamada por entonces de la Audiencia fue cuando su primer Hermano Mayor hubo de aceptar la invitación del resto de la Junta para que dimitiese pues él no sabía representar a la recién creada Cofradía en los distintos actos.

Lo primero que había que hacer era sacar a la luz a esta incipiente institución. No podía estar recluida en una habitación de una casa particular. Lo más inmediato y efectivo era salir en procesión a la calle cuanto antes. Por cuestión de cercanía, quien escribe estas líneas, que por entonces era concejal del equipo de gobierno de esta ciudad, pidió al Alcalde de entonces Lorenzo Selas, una reunión con la máxima autoridad de la Jerarquía de la Iglesia que por entonces era Monseñor Torija. Este Excelentísimo y Reverendísimo Señor nos convocó para pactar una serie de compromisos. Lo primero que pidió fue la desvinculación de la Hermandad con ciertos viajes que se organizaban con motivo de ciertas supuestas apariciones en El Escorial de la Virgen que ya por entonces era denominada como “la Virgen del Escorial”. Otra condición es que saliese de esa casa para lo cual él se comprometía a buscarnos un templo donde pudiese recibir el culto apropiado, cosa que todavía está por cumplirse.

Había que sacar los Hermandad a la calle y para eso hacía falta dinero y que alguien con prestigio, criterio, personalidad y experiencia que “tirase del carro”. Marcelino Abenza Corral, el que relata este pedazo de historia verdadera, Juan Luis Huertas, la familia Donaire que albergó en su casa la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Bondad y otros tantos más no figuran en los devaluados actos impregnados de falacias que se pretenden organizar, manipulando la historia. Ni el Hermano Mayor ni muchos otros que recibirán homenajes varios estos días, aunque ya eran hermanos, figuraron cuando había que “dar la cara” por aquella incipiente Hermandad y responder con nuestros patrimonios personales para pedir un préstamo a una Caja de Ahorros y así poder sacar la Cofradía a la calle.
Hay que ser justos con la historia y si el Hermano Mayor no lo quiere, yo, de esta forma trato de recordar a esas personas que además de hacer mucho por la Hermandad, hicieron otra cosa más importante: Realmente fueron los fundadores porque, gracias a ellos, se puso la Cofradía en la calle.

Parece mentira que el sempiterno Hermano Mayor, a pesar de la extensa preparación académica y su vasta formación cultural, no sepa que uno de los elementos más importantes de la historia es la objetividad, algo, que tras su actitud, brilla por su ausencia en tan solemnes actos.

Por último quiero que se sepa que Marcelino Abenza Corral, la familia Donaire, Juan Luis Huertas y el que escribe estas líneas, merecemos un reconocimiento. Como vemos la clara intención de no hacerlo, que se sepa que estas personas asumieron el trabajo y la responsabilidad de fundar la Hermandad. Antes de la intervención de estas personas era como semi-clandestina.

Esperemos que el Hermano Mayor y parte de su Junta de Gobierno salgan, de una vez por todas, del …error de describir la historia de esta corporación de forma tan parcial y subjetiva.
Sobre estas líneas la foto de la histórica recepción de nuestro Titular Nuestro Padre Jesús de la Bondad. Eran los iniciosde la Hermandad. Muchos de los que fiuguran ahí ni existen para la Hermandad a la hora de los homenajes ni los reconocimientos.

Hubo quien puso el vehículo para el transporte y una familia, la familia Donaire, nos abrió las puertas de su casa para albergar a nuestro Cristo.

Pensándolo bien, no quiero ni homenajes ni reconocimientos. El mejor homenaje es la devoción a nuestros Titulares. Ellos, por lo menos a mi, me han colmado de satisfacciones y me han dado mucho más que yo a ellos.

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