sábado, 29 de noviembre de 2008

BANDERILLEROS

José Luis Garrido Bustamante



("El Fandi citando de peculiar forma)
¿Quien es el banderillero que ejecuta la suerte con mayor ortodoxia, el que salta al clavar o el que clava sin levantar los pies del suelo?
Los subalternos clásicos contestarán sin duda que el que hace la suerte sin saltos ni aspavientos. Y añadirán, recordando a Julio Pérez Vito, que el que sale de ella andando y gustándose.
Sin embargo dos matadores banderilleros de este tiempo, el Fandi y Ferrera saltan como consumados gimnastas al llegar a la reunión con el toro y el público les aplaude y vibra de entusiasmo.
Nuevos tiempos, nuevas modas. Siempre me queda la duda de quien lleva razón, si los banderilleros históricos o el público actual. Y si pretendo ser ecléctico y me quedo con ambas modalidades, no puedo marginar la censura de los expertos, de aquellos que cruzaron el rubicón que les acredita “poniéndose delante” por lo que sus opiniones merecen el máximo respeto.
Y tampoco entonces me quedo tranquilo porque recuerdo una anécdota de Paco de Lucía que, después de haber interpretado un largo concierto obteniendo de las cuerdas de su guitarra tanto los sonidos más suaves como los más fuertes extraídos con sus dedos, hubo de contestar la pregunta de un colega suyo:

-- ¿Por qué tocas con tanta fuerza?...
A lo que Lucía respondió simplemente:
-- Porque puedo.
No consigo evitar entonces trasladar el rostro de “El Fandi” al de Paco de Lucía y reproducir un diálogo parecido.
-- ¿Por qué llegas al toro de espaldas y después de clavar lo corres por la cara hasta que se queda parado?...
-- Porque puedo.
Alfonso Ordóñez, el quinto de los cinco hijos del matrimonio formado por Cayetano Ordóñez Aguilera, el famoso "Niño de la Palma", y Consuelo Araujo de los Reyes, o sea de la misma sangre de esa auténtica figura de la torería que fue su hermano Antonio llegó a novillero, pero abandonó las funciones de espada para engrosar las filas de los subalternos, donde adquirió fama por sus excelentes maneras de clavar los palos.
Buen maestro tuvo y buen discípulo fue. Su padre lo mandó a aprender a poner banderillas a casa de los Bienvenida. Cuando planteó su petición al “Papa Negro”, éste se levantó de allí donde su debilidad física y sus años le mantenían sentado y dirigiéndose a los componentes de su familia a los que había convocado a gritos les dijo,
-- ¡Mirad qué cosa más importante: “El Niño de la Palma” pide que yo enseñe a poner banderillas a su hijo Alfonso!
Ordóñez aclara que en realidad la petición de que se responsabilizara de su aprendizaje fue para
Pepote Bienvenida que la aceptó de inmediato, pero que hubiera sido una ofensa a la patria potestad del viejo torero pedirlo directamente a su hijo.
Con esa escuela es lógico que no le gusten las modalidades de nuevo cuño. Aunque, fiel a su discreción y al respeto a sus compañeros, se guarde de proclamarlo a los cuatro vientos.
De esto y de mucho más de grandísimo interés se habló en el segundo y último día del Tercer Ciclo de Conferencias en la Peña de “El Cid” de Salteras en la que también intervino un excelente banderillero de su cuadrilla José Manuel Fernández, Alcalareño.

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